La comunicación telepática, también llamada intuitiva o empática con animales
es una comunicación que va más allá de las palabras.
Es un lenguaje universal que nos pertenece a todos y que existe
desde el comienzo de los tiempos. Consiste en conectar con el alma del
animal y percibir lo que sienten, piensan, imaginan, desean y necesitan
nuestros amigos animales.
No se trata de magia, ni adivinación, ni de hacer predicciones futuras,
sino de una profunda escucha activa desde el corazón.
No es un don, sino una capacidad innata que todos los seres poseemos, y
que se recuerda y perfecciona con la práctica.
Podemos aprender mucho de lo que los animales tienen para decirnos,
y para muchos animales es muy sanador sentirse escuchados.
Los animales llegan a nuestras vidas para acompañarnos, enseñarnos y recorrer
el camino juntos. Pero también están inmersos en
su propio proceso de aprendizaje y evolución. La comunicación permite
descubrir lo que es importante en la vida de un animal,
lograr un entendimiento mutuo y fortalecer el vínculo con ellos.
Los animales pueden comunicar pensamientos, deseos y emociones que puedan tener hacia otros animales, humanos o situaciones cotidianas, como así también sensaciones que experimenten en su cuerpo físico.
En una comunicación se le puede transmitir a los animales información relevante sobre cambios importantes que vayan a ocurrir en sus vidas, como viajes, mudanzas, visitas a la veterinaria, la llegada de nuevos miembros al hogar, cambios de alimentación o el comienzo de tratamientos médicos. Se les puede explicar la necesidad de tales cambios, conocer su sentir y opinión al respecto y llegar a acuerdos.
También es posible comunicarse con
animales que estén próximos a partir hacia otro plano.
(Para leer más sobre comunicación en esos momentos, ver Doula del Alma Animal en menú.)
No. La comunicación nunca debe sustituir la consulta veterinaria ni los chequeos clínicos necesarios.
En una comunicación un animal puede, aunque no siempre, transmitir molestias y/o dolencias que pueda experimentar en alguna parte de su cuerpo, pero no es tarea del comunicador diagnosticar o tratar enfermedades, ni tampoco brindar recomendaciones sobre la dieta de un animal. Ante cualquier problema de salud o inquietud nutricional, siempre se debe buscar la asesoría de un profesional veterinario calificado.
La comunicación puede ayudar a comprender las razones detrás de un cambio de comportamiento y ser un complemento valioso al trabajo conductual, pero no lo sustituye.
La comunicación por sí sola no puede hacer que los animales cambien su comportamiento si no lo desean, si no tienen una buena razón para hacerlo, si su comportamiento está siendo reforzado de alguna manera, si su nivel de actividad física es insuficiente, si su entorno no es el adecuado o si hay problemas de salud subyacentes que no están siendo abordados.
Cualquier persona que conviva con un animal y se encargue de
su cuidado diario puede solicitar una comunicación.
Esto es esencial para garantizar que quien reciba
la comunicación pueda responder ante lo que el animal expresa.
Todo lo que un animal transmite en una comunicación se considera
confidencial.
Además del permiso del humano responsable y del propio animal (que se solicita al entrar en comunicación), necesito que me envíes una foto reciente del animal (en la que este solo o sola y se vean sus ojos) y la lista con las preguntas que desees hacerle.
La comunicación siempre se realiza a favor del bienestar del animal.